El fondo del océano es insondable. Aunque sabemos mucho al respecto, está claro que aún queda mucho por descubrir. Muchos descubrimientos en aguas profundas se producen por accidente o mientras se buscaba algo más. Pregúntale al biólogo marino y fotógrafo. Manu San Félixque se sumergió en las aguas de las Islas Salomón cerca de la isla Malaulalo para documentar un naufragio que aparecía en los mapas. Pero cuando cayó, lo que encontró desafió toda lógica. “Vi algo, llamé a mi compañero y profundizamos más”, dijo. No era un barco; era una catedral submarina viviente.
Ha pasado exactamente un año desde que el equipo de Pristine Seas de National Geographic informó del descubrimiento en octubre de 2024 de la colonia de coral más grande jamás registrada, un organismo que ha perdurado durante siglos permaneciendo oculto a la vista.
Las mediciones confirmaron la escala del descubrimiento. Este megacoral, de la especie Pavona clavus, mide 34 metros de ancho, 32 metros de largo y casi 6 metros de alto. Es más larga que una ballena azul y tan grande que puede verse desde el espacio. Para ponerlo en perspectiva, tiene aproximadamente la mitad del tamaño de un campo de fútbol y la altura de un edificio de dos pisos.
Pero lo más sorprendente no es su tamaño sino su naturaleza. No se trata de un arrecife formado por muchas colonias, sino de un único organismo compuesto por casi mil millones de pólipos genéticamente idénticos que funcionan como un solo ser. El récord anterior, documentado en Samoa Americana en 2019, está muy lejos de este gigante.
Los científicos utilizaron la altura del coral para estimar su edad. Tiene entre 300 y 500 años. Eso significa que comenzó a formarse en algún momento entre los siglos XVI y XVII. Ha sobrevivido a la Declaración de Independencia de Estados Unidos, la Segunda Guerra Mundial y la pandemia de COVID-19. “Es muy conmovedor”, dijo San Félix. “Pensé, vaya, esto estaba aquí cuando Napoleón estaba vivo”.
El descubrimiento fue verdaderamente accidental. El equipo lo descubrió en vísperas de su traslado previsto a otra ubicación. Aunque sólo tenía 13 metros de profundidad, su apariencia rocosa y la falta de equipo de buceo en la comunidad local la mantuvieron oculta, lo que llevó a la gente a confundirla con una simple roca gigante.
El descubrimiento llega en un momento crítico. Los efectos del calentamiento global son graves. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y otras fuentes, el evento de blanqueamiento global que comenzó en 2023 ya está afectando entre el 83 y el 84 por ciento de las áreas de arrecifes de coral del mundo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) advierte que el 44 por ciento de los corales de aguas cálidas están en riesgo de extinción.
Sin embargo, si bien los arrecifes cercanos a este gigante mostraron signos de degradación, este megacoral goza de excelente salud. Los científicos creen que su ubicación en aguas ligeramente más profundas y frías, protegidas por una pendiente, puede ser la clave de su resiliencia. “Es como descubrir el árbol más alto del planeta, pero en el océano”, afirma Enric Sala, fundador de Pristine Seas. Y añadió: “Ver este gran oasis de coral saludable en aguas más profundas es un rayo de esperanza”.
Este organismo se ha convertido en una cápsula del tiempo viviente. Estudiarlo podría revelar secretos sobre cómo los corales se adaptan y sobreviven a la acidificación y el calentamiento de los océanos, ofreciendo pistas vitales para la conservación. También sirve como hábitat crucial para peces, crustáceos y otras especies marinas, fortaleciendo su papel ecológico.
A pesar de su buena salud, el coral no es inmune. La deforestación en las Islas Salomón provoca una contaminación que daña los arrecifes y el calentamiento global sigue siendo la principal amenaza. “Todavía estamos aquí. No se olviden de nosotros”, dijo el investigador. Molly Timmerscomo si el propio coral hablara.
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