Con la nostalgia y muchas historias para avanzar, Ricardo Arjona Se reunió con sus colegas esta semana, a quienes sorprendió en el bar de El Portal, donde ninguno de sus amigos imaginó La agradable sorpresa que el cantante les daría. Entrada de puntillas y dispuesto a pasar un buen rato con el que compartió aulas en los años 80, Arjona causó emoción entre sus compañeros de equipo, que estaban registrando los detalles de esta cálida reunión. “Vamos a cambiar esta luz porque no están bien iluminados”, dijo al entrar en el bar en el que se escribieron varias de sus memorias.
Inmediatamente, los gritos de emoción de sus compañeros indicaron la alegría que sintieron al verlo allí, como en los viejos tiempos, y luego desataron una ola de saludos entre abrazos y muchas sonrisas. “¡Qué bueno verlo!”, Dijo uno de sus amigos de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), donde se graduó de la Escuela de Ciencias de la Comunicación.
Entre las bebidas, las fotos y los recuerdos comenzaron a florecer con esa alegría que solo aquellos que vivieron un escenario juntos pueden compartir. Las risas se mezclaron con anécdotas de esa época, historias en las aulas con maestros que todos recordaron o experimentan en la calle, así como sus primeros pasos en la vida profesional. “Tenía la sensación de que me amaban como antes, sin un automóvil, medio vago, con guitarra y muchos sueños, y que tendrían el mismo gusto por la reunión si hubiera regresado sin logros o algo que decir”, escribió el Guatemalia al lado del video de esta agradable reunión.
Y envuelto en recuerdos, continuó: “El Premio Nobel guatemalteco, Miguel Ángel Asturias, se inspiró desde este bar, el portal, para escribir el trabajo que lo llevó al premio, ‘El presidente’. El grupo tenía actores, magos, cantantes, compositores y una amplia gama de personajes fantásticos”. Después de esta reunión en la que sus compañeros de equipo no perdieron la oportunidad de tomar fotos e incluso hacer videollamadas con algunos de sus familiares, Arjona concluyó: “No tenía automóvil, Ana y Rina me dejaron muy cerca del Ruletero que es un transporte público que ya no existe. Tengo la suerte de conocer los extremos y la inciencia de no estar seguro de dónde está mejor”.
Ver a sus colegas en la universidad no fue la única sorpresa que Ricardo Arjona tuvo en su natal Guatemala. Hace días recordó su tiempo en la enseñanza con una visita a la escuela donde conoció a muchos niños. “Era un maestro de escuela pública cinco años. No sabían que llegaría. Y ellos son los que saben mejor que nadie lo que el seco no dijo. Parte de mi equipo actual, que son de todo el mundo, después de la experiencia que me preguntaron: ‘¿Realmente trabajaste enseñando en esta escuela?
Y es que Ricardo regresó a las aulas con aquellas personas que eran sus alumnos, ahora se convirtieron en estudiantes. “Para algunos es increíble que alguien que viene de un lugar simple de repente puede encontrar otro lado tan diferente.
El ‘Prof’ Ricardo recordó cómo enseñó en ese salón de clases y las reglas que ponen los niños. “Mi abuelo español murió cuando mi padre tenía solo 6 años, en Tecpan. La panadería que dejé, estaba a merced de mi abuela y permaneció abierto durante décadas sin vender prácticamente nada, como un símbolo que se le recordó a él. Entonces, lo que vino fue cortar piedra desde abajo, no lo digo como una queja, porque nunca estaba tan feliz”, dijo.
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