La reina Rania de Jordania llegó a la esperada inauguración del Gran Museo Egipcioun coloso arquitectónico conocido como la ‘cuarta pirámide’ por su llamativo diseño y su proximidad a la necrópolis de Giza, lució un vestido rojo que era más que una elección de color. El vestido reflejó sutilmente la celebración de la historia esa noche. En un evento donde tas estatuas de Ramsés II y los tesoros de Tutankamón tomaron protagonismola reina eligió un vestido hecho a medida que se inspiraba en elementos de la vestimenta del antiguo Egipto: pliegues alrededor de las caderas que recuerdan al shenti masculino y una silueta ajustada inspirada en las kalasiris femeninas. Fue una armonía simbólica entre visitante y anfitrión. El guiño histórico, sutil pero nunca disfrazado, fue un toque brillante.
Rania, que la semana pasada asistió a la inauguración de la segunda sesión ordinaria del Parlamento Hachemita con un impresionante vestido azul, completó este look con un bolso de cuero blanco con un diseño Knot intrecciato de Bottega Veneta y tacones Hot Chick 100 de charol blanco de Christian Louboutin. Llevó el cabello suelto en suaves ondas con raya en el centro, su peinado característico que suaviza la estructura geométrica del vestido.
La pieza hecha a medida por Dolce & Gabbana Es un diseño midi en color rojo, de manga larga y corte entallado que moldea la cintura a través de pliegues y caída estructurada. Esta técnica de drapeado evoca el shenti (o shendyt), el kilt masculino del antiguo Egipto conocido por sus envolturas y pliegues, pero también recurre a la lógica de los kalasiris, la túnica femenina tubular que se puede llevar con tirantes, sobre un hombro o con pliegues, para dar al look un toque femenino y convertirlo en un vestido de noche. El equilibrio está en la artesanía: a primera vista parece moderno; Si se mira más de cerca, se trata de arqueología aplicada a la confección.
La aparición de la reina de Jordania no fue un momento aislado. El GEM abrió sus puertas con una ceremonia diseñada para resaltar el legado faraónico y su alcance global. La inauguración, celebrada el 1 de noviembre de 2025, reunió a los principales líderes y dignatarios, entre ellos Rey Felipe VI, Reina María de Dinamarcael Gran Duque de Luxemburgoy Alberto de Mónaco. El evento contó con una impresionante producción con drones, música en vivo y actuaciones inspiradas en la estética del antiguo Egipto, todo ello con el telón de fondo de las pirámides de Keops, Khafre y Menkaure en la majestuosa ciudad de Giza. El proyecto del museo en sí, concebido como la institución más grande dedicada a una sola civilización, representa un compromiso nacional con la diplomacia cultural, combinando espectáculo con patrimonio.
En ese escenario, el vestido de Rania funcionó como una pieza de poder blando, un guiño respetuoso a la cultura anfitriona sin caer en el literalismo teatral. En un evento en el que se exhibió por primera vez el tesoro completo de Tutankamón y piezas colosales como la estatua de Ramsés II, las elecciones estéticas de las figuras públicas tuvieron un peso diplomático. No fue casualidad que muchos invitados eligieran looks que equilibraran solemnidad y visibilidad. En una ceremonia de esta escala, la alfombra, si es que se le puede llamar así, sirvió como un mapa de estilos internacionales en diálogo con la arquitectura monumental del complejo.
Rania, muy versada en combinar tradición y modernidad, entregó un mensaje claro en Giza: respeto por la historia, sensibilidad estética y dominio del arte de la representación. En un museo que promete redefinir la forma en que el mundo ve el legado faraónico, su vestido fue una elección perfecta que capturó el espíritu de la velada.
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