Los Espuelas de San Antonio son el equipo sensación del arranque de la ttemporada 2025-26 de la NBA. Son, además, un truco de magia perfecto: Victor Wembanyama es lo que se ve, la sorpresa de lo extraordinario, pero lo peligroso para la liga son los mecanismos intrínsecos que no se perciben sin indagar con lupa el detalle fino.
La revolución que existe en el mejor básquetbol del mundo no es con el balón en las manos. Es en defensa. Y Mitch Johnson, con el susurro del Jefe llamado Gregg Popovichtiene las piezas para seguir la doctrina que inició Trueno de la ciudad de Oklahoma en su camino al título en el curso pasado. Piernas frescas, intensidad en la primera línea y, por supuesto, el monstruo de final de nivel, que hoy, cerca del Álamo, habla en francés.
La NBA 3.0 está entre nosotros. tiempo atrás, Esteban Curry y los guerreros del estado dorado revolucionaron todo con el ritmo y el lanzamiento a distancia desde cualquier posición. Hoy el básquetbol tiene que ver con otra cosa: presión intensa sobre el traslado y ritmo vertiginoso hacia el otro costado. Si a eso se le suman opciones gravitantes en la ofensiva de mitad de cancha, como puede ser el caso de Shai Gilgeous-Alexander, Jalen Williams oh Chet Holmgren en el Thunder, ya estamos hablando de algo superador. Podríamos estar entonces, en los Spurs, en presencia de un equipo rompe-pronósticos. No sería el primero ni tampoco el último en ser un imitador de un modelo ya exitoso.
San Antonio está segundo en eficiencia defensiva en toda la NBA (102 puntos cada cien posesiones), solo por detrás de toros de chicago (98.6), también invicto con 3-0, y por encima del Thunder (105.1), invicto con 4-0, que aún no tiene a Williams en la rotación.
El equipo de Johnson, además, está logrando todo esto sin De’Aaron Fox, Jeremy Sochan Ni Kelly Olynik, ausentes en las primeras tres presentaciones. Tampoco estuvo presente Lucas Kornet en las victorias ante Redes de Brooklyn y Raptores de Toronto.
La nueva idea de los Spurs funciona con Castillo de Esteban como defensor perimetral primario (su crecimiento en este apartado es magnífico), y con la colaboración de Devin Vassell, Keldon Johnson, Harrison Barnes y el novato Dylan Harper, de grandísimo arranque como jugador doble-vía.
Podrán ver, si los siguen de cerca, lo parecido que es a OKC. lo que hacen Alex Caruso, Cason Wallaceo Williams, aún de baja en el arranque de esta serie regular, San Antonio lo hace con las piezas anteriormente nombradas. Esa intensidad, con un grande de extremidades finas (véase Holmgren en Thunder y Wemby en Spurs) esperando cerca del aro, es un patrón común.
Dicho esto, Wembanyama no es Holmgren. Es otra cosa. Naciones Unidas Wilt Chamberlain de la posmodernidad. Porque si el rival supera la primera línea, encontrar a Wemby con los colmillos afilados es una pesadilla. Por las tapas que coloca y por los tiros que desvía. No solo es lo que se ve en la planilla sino el temor que provoca en los rivales, que los obliga a confundirse, equivocar decisiones y tomar rutas alternativas hacia al aro que difieren de las acostumbradas. El departamento de estadísticas de ESPN nos informa que el unicornio francés fue el primero en anotar 100 puntos, bajar 30 rebotes y poner 10 tapas en los primeros tres partidos de una temporada desde que empezaron a registrar los bloqueos (1973-74).
Es, además, el primer arranque 4-0 de la franquicia desde 2017-18. Wembanyama es el primer jugador de San Antonio en anotar 30 puntos por partidos de promedio en los primeros cuatro partidos desde que lo logró. Tony Parker en 2008.
La explicación de este comienzo sorprende, pero es lógica. Lo que funciona, lo que cambió en San Antonio, no es la presencia solitaria de Wembanyama tras un verano de trabajo duro, sino la presencia de un talento así dentro de una estructura dinámica que sabe cómo aprovechar esa ventaja. Es una diferencia crucial, porque no todos saben cómo exprimir al máximo un arma de destrucción masiva que puede hacerlo todo. Que funciona como el básquetbol 360°: crear desde el dribbling, de espaldas al aro, volcarla con facilidad, lanzar triples o asistir. Y en defensa, ser, por su extensión, el jugador más determinante de la Liga. Si su salud no se ve afectada, no sería descabellado ya firmarlo con el premio al J.ugador Defensivo de la temporada.
Los Spurs sufrieron, en la temporada pasada, cambios bruscos. Desde la salida de Gregg Popovich del puesto de entrenador en jefe por problemas de salud, a la salida de Wembanyama por una trombosis en su hombro derecho. Sin embargo, utilizaron la enseñanza del Yin y Yang: en todo lo malo hay algo bueno, y en todo lo bueno hay algo malo. El pick de Harper, que para algunos podía ser superpoblación del perímetro por la presencia de Castle, cumple al pie de la letra la estrategia general de la franquicia. Es una pieza perfecta para unir los puntos y completar el dibujo.
El básquetbol que alguna vez cambió Stephen Curry con los tiros a distancia, con el ritmo como expresión genuina, vuelve a modificarse con más flexibilización. Con más polifuncionalidad. La revolución ya no es en ataque, sino en defensa. Si OKC usa a Holmgren e Isiah Hartenstein como fondo, los Spurs usan a Wembanyama y Kornet. La doble torre reaparece en el básquetbol como sostén de apoyo de un perímetro ultra intenso, que confunde, asfixia y como consecuencia enerva.
Este nuevo estilo traerá consecuencias aparejadas. No alcanza ya con estar bien básicamente: hay que estar apto para este estilo de juego que es a la velocidad de Tron. Los años pesarán cada vez más. La sangre joven al poder: con esta impronta, será cada vez más difícil para grietas entrados en años como James Harden, Kawhi Leonard oh Kevin Durant. Lo vimos en el primer juego de la temporada, KD sufrió en el desenlace el desgaste producto de la presión asfixiante que propuso Oklahoma City en primera línea.
El deporte es acción y reacción. No hay una sola manera de ganar, pero el avance que empezó con el juego multiposición hoy abraza el esfuerzo. No alcanza con tenerlo todo, hay que poner el máximo empeño. Rotaciones amplias, cuádriceps encendidos, atrapes consistentes. Jugadores desiguales, que no necesitan de un primer bloqueo para marcar la diferencia: tirar por encima si el defensor es más pequeño o atacarlo rápido si es más pesado.
La era del triple ya es parte del pasado. Gracias a Shai Gilgeous-Alexander, a lo que construyó el Thunder, vuelve a vivir la media distancia. Hoy, al básquetbol, no lo marca una línea divisoria: no son dobles ni triples. Hemos dado comienzo a la era de la dinámica. Defender bien arriba, correr y lastimar con múltiples manos. Lo que empezó OKC lo quiere continuar, entre otros, San Antonio Spurs.
Victor Wembanyama es el nuevo Aleph de la NBA. Pero no alcanza solo con él. No son todos para uno: es todos para todos.
Los Spurs revelan, entonces, su nueva piel. De equipo de futuro a equipo de presente.
Todo, por supuesto, con cautela. La paciencia, en la era de los destacados y el impacto, no es solo el bien más preciado: es el activo más necesario que puede tener una franquicia con aspiraciones de grandeza.
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