Sólo unas horas separan la imagen de La reina María de Dinamarca luciendo una tiara de diamantes y un vestido de gala en el Banquete Estatal en el Castillo de Riga de la que ahora está en los titulares, la reina sosteniendo un rifle de asalto.
La visita de la pareja real danesa a Letonia está demostrando que la monarquía contemporánea no es sólo simbólica, sino también un instrumento estratégico en tiempos de incertidumbre. Y que a veces, una sola imagen puede tener más peso que mil palabras cuando se trata de influencia y diplomacia.
En un contexto marcado por las tensiones con Rusia y la guerra en Ucrania, esta visita adquiere un profundo significado simbólico. La foto de María con el rifle no es sólo una anécdota, es una declaración visual de apoyo a la defensa regional y a la soberanía del Báltico.
El rey Federico ya lo había señalado en su discurso de la noche anterior, con una frase que resuena: “La libertad no se puede dar por sentada”. Pero ahora, con la imagen de la reina armada, ese mensaje se amplifica y se vuelve instantáneamente viral.
El itinerario de la pareja real incluye Letonia, el primero de los tres estados bálticos que visitarán, para fortalecer y honrar los vínculos históricos que se remontan a 1921. Dinamarca nunca reconoció la anexión soviética de estas naciones y, en agosto de 1991, fue uno de los primeros países en restablecer relaciones diplomáticas después de su independencia.
La escena del tiroteo tuvo lugar durante una visita al gimnasio Ādaži, en el centro de Letonia, junto a la frontera con Rusia. Allí, Mary participó en una manifestación simbólica junto a las fuerzas armadas letonas, participando en una sesión de entrenamiento con armas de fuego que, según los medios daneses, ha sido un requisito estándar para todos los estudiantes de secundaria en Letonia desde el año pasado.
El medio letón LSM informa que el programa abarca 112 horas, con clases mensuales durante dos años, lo que convierte a Letonia en uno de los países más integrados de Europa en lo que respecta a la educación en defensa nacional, una realidad tensa que la reina puso de relieve con una imagen única y sorprendente.
La visita continuó en el Campamento Valdemar de Dinamarca, adyacente a la Base Militar de Ādaži, donde la realeza se reunió con soldados daneses desplegados en el flanco oriental de la OTAN.
Aquí Frederik y Mary se unieron a las tropas para almorzar. Según los medios daneses presentes en el lugar, ambos miembros de la realeza eligieron lasaña, una comida que más tarde los soldados apodaron “la lasaña real”, a pesar de que cenaron en mesas separadas.
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