A Raúl de Molina no hay mayor orgullo que su hija, Mía de Molina. El joven de 24 años se graduó de una de las mejores universidades de Washington y actualmente realiza sus prácticas profesionales en el lugar de sus sueños, enfocado a la industria de la moda. Con su educación escolar ya terminada, se podría pensar que Raúl ya está más tranquilo, económicamente hablando, y tal vez pensando en su jubilación. Sin embargo, en el podcast de Alejandro Chabán reconoció que todavía no puede dejar de trabajar, ya que los estudios de su hija fueron “una fortuna”. Según el propio Raúl de Molina, la formación de Mía, así como su estancia en la capital del país, Le costaron alrededor de un millón de dólares.
en eso Podcast de Chaban‘Rauli’ habló sobre los años universitarios de su única hija. Al principio no fue nada fácil, pues al estar a miles de kilómetros de casa y en una nueva ciudad, Mía pasaba sus días de fiesta en fiesta. “Los primeros seis meses fueron horribles porque estaba de fiesta todos los días”, dijo el conductor. Incluso reveló que en el primer semestre él y su esposa no recibieron las calificaciones de su hija. “Cuando llegan las calificaciones, en diciembre del primer corte, no nos envían calificaciones y Mía nos dice que en la universidad no envían calificaciones”.
Dos meses después, él y su esposa descubrieron que aquello era mentira; que había notas para su hija y que no eran buenas. Sumado a esto, la joven estuvo condicionada por un tiempo, pues sus notas eran bajas. “La metieron libertad condicionalPerdió los primeros seis meses. Por eso estuvo cuatro años y medio en la universidad; “Conocía todos los clubes nocturnos de Washington”.
Afortunadamente su hija enderezó el camino y los siguientes semestres fueron pura satisfacción y buenas notas. Aun así, el costo de vida de su hija en esa ciudad y la matrícula escolar agotaron las finanzas de Raúl. “Me costó una fortuna ir a la universidad. No obtuve ayuda financiera (ayuda económica) para ella, tuve que pagarla y eso afecta mi jubilación. “Es el costo de vida para ella en Washington porque salía a comer todo el tiempo y a buenos restaurantes”.
Al hablar de sus planes de retiro, Raúl dijo que no lo ve como algo cercano, pues a sus 65 años ama su trabajo, además de reconocer que su estilo de vida no se lo permitiría, pues es toda una vida. Conocedor gourmet y le encanta viajar por el mundo. “No puedo jubilarme, Mía gasta mucho dinero, me gusta comer aunque como menos, me gusta viajar, no tengo dinero para jubilarme porque la universidad de Mía me costó muchísimo, casi un millón”. dólares por los cinco años que estuvo allí en Washington entre la universidad y su vida allí, el apartamento, la comida…”
Cada sacrificio ha valido la pena, porque hoy Mía es una joven trabajadora que está cumpliendo sus sueños. “Es mi única hija, le ha ido muy bien, tiene 24 años, está haciendo unas prácticas donde le va muy bien. Consiguió un trabajo en su lugar favorito, no quiere trabajar en un negocio”. ella quiere trabajar en moda y sabe mucho sobre moda“.
Para Raúl de Molina no ha habido mejor escuela que los viajes que ha podido darle a su hija por todo el mundo. La joven de 24 años conoce los lugares más exóticos del mundo y eso la ha llenado de experiencias enriquecedoras en su formación.
“Ella ha viajado con nosotros por todo el mundo, Mía viaja con nosotros desde los tres años”, compartió Raúl. “A los cinco años se fue a África, a los 10 años regresó a África en un safari. Ha estado en el Tíbet, en las Torres del Payne en Chile, ha estado en China, Israel, Egipto, Sri Lanka, India, ella ha estado en lugares a los que mucha gente normalmente no va y creo que eso es lo mejor que le podemos enseñar a Mía, porque ha aprendido de las diferentes culturas y religiones que existen en el mundo y creo que eso es muy importante. y creo que eso es mejor que lo que puedes aprender en la escuela”.
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