Se ha dicho con frecuencia que esta es una campaña de “todo o nada” para los Yankees de Nueva York, que ya tienen 15 años sin jugar en la Serie Mundial y que no aspiran a menos en esta temporada de MLB.
Por eso se esperaba ver a la gerencia neoyorquina siendo agresiva en el mercado de Grandes Ligas y aunque hicieron movimientos importantes, queda la sensación de que no ha conseguido todo lo que se necesitaba.
El tema del bullpen es aparte y hay otras necesidades que no se vieron satisfechas, pero no hay dudas de que son varias las decisiones de las que los Yankees no se arrepentirán en 2024.
Hay dos razones por las que el movimiento de cambio de Juan Soto fue un éxito (independientemente de que lo pierdan en la agencia libre): por su rendimiento y porque adquirieron a una superestrella con el mínimo posible en sacrificios. Entregaron a Jhony Brito, Kyle Higashioka, Michael King, Drew Thorpe y Randy Vásquez y de todos a quien pueden echar más de menos es a King, que tiene una gran temporada con los Padres. Pero lo que ha hecho Soto en el Bronx lo justifica todo: su dupla con Aaron Judge es todo lo que se esperaba y están al nivel de leyendas de la franquicia. El dominicano tiene 96 remolcadas y 27 dobles, está a un triple de igualar su mayor cantidad en una campaña (5) y ya consiguió un tope personal con sus 37 jonrones.
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